sábado, 18 de agosto de 2012

Una Profesora Lanzada


Una exprofesora de instituto de Kennedale (Texas) fue condenada hoy a cinco años de prisión tras ser hallada culpable de tener múltiples encuentros sexuales con cinco estudiantes de 18 años, informó el diario local Star-Telegram.
Brittni Colleps, de 28 años y casada con tres hijos, fue declarada culpable de 16 cargos por mantener una relación inapropiada entre un maestro y un alumno, por un jurado del condado de Tarrant, donde se encuentra la localidad. Los encuentros sexuales con estudiantes se produjeron en el domicilio de la profesora y se sucedieron a lo largo de dos meses en la primavera de 2011, según la acusación.
Todos los implicados habían cumplido 18 años y por tanto superaban la edad de consentimiento sexual que reconoce Texas, los 17 años, pero la acusación insistió en el crimen que supone una relación entre estudiante y profesor. Colleps se enfrentaba a un máximo de 20 años de prisión y una multa de 10.000 dólares por cada uno de los cargos.
El jurado decidió que cumpliera un cuarto de su condena de cárcel antes de poder solicitar la libertad condicional, y no le asignó ninguna multa económica. La profesora se entregó voluntariamente a las autoridades cuando salió a la luz un vídeo en el que mantenía relaciones con varios estudiantes a la vez.


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miércoles, 15 de agosto de 2012

Sexo y Matrimonio


¿Qué tiene que ver el matrimonio con el sexo?

Por:  15 de agosto de 2012
Las noches calurosas de verano en cualquier gran ciudad corresponden nuestros pesados pasos de supervivientes con desgana de calles semidesiertas, sudadas, y bares con cartelitos que rezan “cerrado por vacaciones”.
¿Serán esas mismas aceras acaloradas las que contagian el tedio matrimonial del estío?
Édouard-Henri_Avril_(13)
Ilustración de Édouard-Henri Avril (1843-1928).
Unos días atrás, en una jadeante Madrid de medianoche, una pareja discutía con aspavientos. Entre los clach-clach crispados de las chanclas de la mujer, el desconcierto de un niño (¿hijo?) y la fragilidad de un perro con correa (tironeado y sin saber para dónde disparar), el hombre manifestaba a viva voz su hartazgo “por tus mentiras”. A continuación, ella alzaba el perro por una de las patas delanteras, con un gesto brusco (como si levantara un alita de pollo del plato) y perseguía nerviosamente al señor (¿marido?), para explicarle algo que él no quería escuchar. Uno de ellos era un personaje de la farándula local. Quizá los dos lo fueran, pero eso no es lo importante: a lo que vamos es al instante poco glamoroso de la disputa conyugal en plena calle.
Al día siguiente, evocando la escena recordé una similar, que transcurría en el aparcamiento de un supermercado, con niños gritando, esposa al borde de un ataque de nervios y marido abochornado, subiendo todos a un coche que podría haber sido dibujado en una viñeta con signos de exaltación y nubes de humo. Pero en esta congestión marital, que sucedió hace años, hubo una mirada, la de él, cruzándose con la mía, que estaba sola y subiendo al coche contiguo: dos ex amantes y uno de ellos en franco aprieto.
Desde entonces, pienso que en nuestra extensa vida, somos muchos los que podemos haber protagonizado alguna escena matrimonial de dudosa elegancia (con o sin hijos, aunque las ‘con hijos’ suelen ser más aparatosas). Por supuesto, siempre cabe la sana opción de no bajar la guardia, para evitarlas en el futuro (¿casarse o pelearse?, me preguntarán).
De matrimonios, perdices, ganas de ................... (rellene usted la línea de puntos) y prevenciones o de encuentros furtivos con ex amantes, sus maridos y/o mujeres e hijos y mascotas están hechas algunas postales de nuestra vida cotidiana, y no solo las del cine. Hay bienestar y placidez y también turbulencias, con y sin papeles, con y sin sexo, en celuloide o en carne con huesos.
En un post anterior, comentábamos la receta de Gore Vidal para durar en pareja: no tener sexo (con el/la esposo/a). O, quizá, dicho de otro modo, ser compañeros, los mejores amigos, hermanos, como intuimos son los integrantes de la pareja deAnother year, otra excelente película de Mike Leigh, de esas que se ciñen con maestría a los devenires cotidianos más nimios, a la complicidad en voz baja, también a las miserias pequeñas, las de todos los días, y la solidaridad de las parejas largamente establecidas con los amigos más desvencijados.

Tráiler de ‘Another year’ de Mike Leigh, imperdible película británica que nos hace desear la placidez conyugal.
¿Qué tiene esto que ver con el sexo? Casi todo. Y para ilustrarlo, recomiendo otra película reciente (aún en cartelera en los cines de España), la noruega Siempre feliz de Anne Sewitzky, que dibuja con trazos finos algunas anécdotas de la institución matrimonial. Esta refrescante comedia negra no se permite un happy endmoralista ni intenta distribuir equitativamente las cargas de felicidad o desdicha entre los cuatro integrantes de dos parejas de vecinos, entre quienes se producen algunos cruces altamente explosivos. Las alícuotas de verdad y razón (mentiras y sinrazón) sí están repartidas, como en la vida real.

Tráiler de una comedia negra en la nieve nórdica: ‘Siempre feliz’.
Para terminar y dejaros a todos con la malévola pregunta de “¿y yo de qué lado estoy?”, propongo otra peli sobre matrimonios sin amor y amores sin matrimonio:Pollo con ciruelas, la cinta iraní de Marjane Satrapi y Vincent Paronnaud, que acaba de estrenarse en España. Esta vez, la autora y directora de Persépoliscuenta la historia de un tío abuelo suyo que fue el mejor violinista de su época (la historia está ambientada en el Teherán de los años 50) y que aspiró al amor pero se conformó con los mandatos familiares.

lunes, 13 de agosto de 2012

Cuando se enamoran de quien no les conviene!!!!


Enamorarse de la persona equivocada: ¿Por qué te atraen los hombres que no deben?

Domingo 12/08/2012 por Inés Gómez
Hombre equivocado
Enamorarse de la persona equivocada: ¿Por qué te atraen los hombres que no deben?Esta es una pregunta que todas las mujeres se han hecho al menos una vez en su vida. Todas tenemos nuestro hombre ideal más o menos definido en nuestra cabeza pero a la hora de la verdad no nos gusta ese tipo de hombres, sino, en muchas ocasiones, nos sentimos atraídas por la clase contraria. Si eres una de esas mujeres y te sientes identificada con este pensamiento, tranquila, no eres un caso extraño, sino que es bastante habitual encontrarse con personas con vivencias parecidas. ¿Quieres saber por qué ocurre esto? Te damos las respuestas.
Los hombres casados, los que tienen novia o, simplemente, aquellos a los que conocemos y sabemos que lo vamos a pasar mal. Como se suele decir, en el corazón no se manda y muchas veces nos fijamos en la persona que no debemos. ¿Por qué ocurre esto?
¿Por qué te sientes atraída por los hombres equivocados?
Siempre se ha hablado de la atracción de lo prohibido y, en el caso de los hombres, trae muchos dolores de cabeza. Para desgracia de muchas, esto es un caso normal y tiene ciertas causas estudiadas.
  • En el caso de los hombres casados, los científicos aseguran que las mujeres creen que si el hombre está con otra mujer, algo tiene que tener para que tenga una relación, por lo que inconscientemente desea probarlo. Además, es una manera de romper con la rutina, de jugar con los límites y de marcarse desafíos, lo que hace que la emoción se multiplique.
  • Si nos referimos a los “chicos malos“, las razones de que atraigan a las mujeres es porque pensamos que les vamos a poder cambiar o que, en realidad, se portan mal con los demás, pero no con nosotras. Sabemos que esa relación va a ser conflictiva, pero sentimos un impulso inevitable a intentarlo y comenzar algo con él o, en el caso de que la relación ya exista, nos resistimos a romper con nuestra pareja.
  • Aquellos que tienen personalidad opuesta a la nuestra. Nos parece que tenemos claro el hombre ideal y, en la mayoría delas ocasiones, comparte nuestros objetivos, ideas… pero a la hora de la verdad es cierto que “polos opuestos se atraen”. Muchos estudios han demostrado que las personas se sienten atraídas hacia otras con diferentes características genéticas, lo que suele provocar que sean diferentes en todos los sentidos, ya que aseguran el éxito evolutivo.
Es cierto que, aunque conozcas las causas, sigue siendo un problema muy serio el sentirse atraída por los hombres que, en principio, no deberían interesarte. No obstante, sabiendo los motivos por los que esto se produce es más fácil que puedas analizar los sentimientos con cierta perspectiva y, quizá, puedas poner algo de orden en tus sentimientos o tomar una decisión

sábado, 7 de abril de 2012

El Cortisol y la testosterona

Desde el principio de los tiempos el hombre se ha preguntado cómo atraer físicamente a las mujeres. Se han escrito ríos de tinta sobre el aspecto físico favorito de las mujeres. Los hombres, al igual que el conjunto de la sociedad, se preocupan cada vez más por lucir un cuerpo atractivo y vestir a la moda. Puede que esto no sirva de nada. Un nuevo estudio de la Universidad de Abertay (Escocia), publicado en la revista Nature Communications, sostiene que lo que realmente buscan las mujeres en un hombre es que tenga un fuerte sistema inmune, mucha testosterona y bajos niveles de cortisol, la hormona del estrés. O, más bien, buscan los rostros relacionados con estas características: pómulos marcados y mandíbulas pronunciadas. En definitiva, el 'macho' tradicional gusta por motivos biológicos, no sólo estéticos.

El estudio muestra que, de alguna manera aún por determinar, las mujeres reconocen con sólo mirar a un hombre, sin necesidad de contacto, que tiene altos niveles de testosterona, la hormona masculina, y un sólido sistema inmune para combatir las enfermedades. La combinación resultante las atrae sexualmente, porque encuentran el rostro de estos hombres más atractivo.

Esta relación, además, es especialmente pronunciada en los hombres con bajos niveles de cortisol, una hormona directamente relacionada con el estrés. El hallazgo, según explican los investigadores, sugiere que los niveles de estrés de un hombre juegan un papel clave en la generación de testosterona, que es lo que realmente atrae a las mujeres. El cortisol podría tener incluso un impacto directo en los rasgos faciales de los hombres, aunque es demasiado pronto para saber esto con certeza.

Experimentando con ciudadanos de Letonia

La psicóloga Fhionna Moore, autora principal del estudio, seleccionó a 70 letones, de en torno a 20 años de edad, y midió sus niveles de testosterona, cortisol y anticuerpos, antes y después de administrarles una dosis de Hepatitis B, que estimula el sistema inmune. Tras esto se mostraron fotografías de las caras de los hombres a 94 mujeres, también letonas, de la misma edad, y se les pidió que calificaran el atractivo de los hombres en una escala del 1 al 10. Se comparó entonces la puntuación que otorgaban las mujeres a cada hombre y sus niveles hormonales y de anticuerpos, descubriendo entonces una relación recíproca: a mayor nivel hormonal mayor atractivo, y viceversa.

Los rasgos faciales típicamente masculinos se han asociado desde hace mucho tiempo con altos niveles de testosterona y un fuerte sistema inmune. Tiene una lógica sencilla de entender. Estos hombres son mejores para procrear pues, en un principio, su descendencia es más fuerte y por ello las mujeres los encuentran más atractivos. La novedad del estudio es que asocia por primera vez los niveles de estrés como un factor negativo en el atractivo de un hombre.

lunes, 2 de abril de 2012

La Libertad sexual se acepta más

Libertad y sexualidad

Por Joaquín Santiago Rubio






La cuestión de las libertades civiles solo puede ser resuelta satisfactoriamente partiendo del axioma central libertario de la autoposesión. Todo individuo, dice este, es propietario de su cuerpo, y únicamente le está vedado el ejercicio de la violencia o de la amenaza de su uso. El entramado de relaciones libres, base de la sociedad de cooperación voluntaria, es posible en este contexto y se bloquea en cualquier sistema de vinculaciones coactivo.



En los últimos años se ha desplegado una renovada batería de argumentos conservadores críticos con la práctica de la homosexualidad y con la asunción de la misma como una opción legítima por parte de sectores cada vez más amplios. Esta carga conservadora acude a la divulgación de estudios y observaciones donde la homosexualidad se presenta como una práctica fruto del aprendizaje y en ningún caso como una variante biológica con fundamentos genéticos. Dado, no obstante, que muchas propensiones y rasgos precursores de la homosexualidad surgen en individuos de corta edad, se intenta agrupar las consignas bajo el estigma de la enfermedad. Por si eso no bastara, es decir, por si ni la conducta aprendida ni la enfermedad cubrieran todo el espectro de casos, los detractores de la homosexualidad apelan a su inconveniencia social. Aquí se acude a la institución familiar como eje de la civilización y se vincula estadísticamente a las familias con la prosperidad. Sería así que las sociedades con una estructura familiar sólida gozarían de mayor desarrollo.

En el lado opuesto, algunos defensores de la homosexualidad como opción personal se entregan también a la búsqueda de una evidencia científica que apoye la postura genetista. Salvo en estos argumentarios, lo que prima entre los defensores de la homosexualidad es su consideración como una opción personal.

Una de las ventajas de la postura libertaria arriba mencionada consiste en que es más consciente de la provisionalidad de todo estudio científico relativo a fenómenos infinitamente complejos como los biológicos y los sociales. Por otro lado, presenta la evidencia histórica de que solamente la sociedad abierta puede albergar números crecientes de seres humanos y ofrecerles un marco de relaciones donde la mayoría encuentre prosperidad y en el que las diversas opciones vitales, consustanciales al aumento de población y a la creciente complejidad social, tengan cabida.

Los apoyos científicos contra los homosexuales y la homosexualidad son ejercicios de puro constructivismo social, mera coacción para ordenar la conducta de unos individuos según las preferencias de otros. Ni existe ni existirá posibilidad alguna de condenar médica ni socialmente la homosexualidad sobre bases científicas, y todo intento de hacerlo se precipita en la más pura manipulación.

La supervivencia de una especie tan compleja como la humana en continuo crecimiento depende de que se asegure tanto la reproducción como la convivencia y la libre determinación de los lazos sociales. Es lo único que se puede asegurar al respecto. De ahí que desde el ámbito libertario sea preciso apoyar toda práctica sexual basada en el libre consentimiento.

jueves, 29 de marzo de 2012

La Infidelidad femenina se oculta

La infidelidad femenina gana visibilidad, pero no es aceptada socialmente. (Corbis)
La infidelidad femenina ha sido un comportamiento reprobado y castigado durante siglos. Si bien es cierto que el engaño masculino tampoco está bien visto, históricamente ha sido más tolerado y, en cualquier caso, ha gozado de una mayor visibilidad. La sexóloga argentina Alicia Gallotti, autora de más de una docena de libros, presenta estos días su último trabajo, Soy infiel ¿y tú? (Ed. Martinez Roca).

En su nueva obra Galloti realiza un retrato de la infidelidad femenina, un fenómeno que, tal como ha explicado a El Confidencial, sigue siendo negado por sistema y calificado negativamente. Aunque la autora reconoce que la infidelidad femenina ha ganado visibilidad, cree que estamos en una época en la que se está cerrando el círculo de las libertades sexuales: “Los jóvenes vuelven a valorar cosas del pasado, con respecto a la moral de las relaciones sexuales. Hay chicos que no quieren usar el preservativo, como si nada hubiera pasado. Los cambios no son tan profundos como parecen. Hay una falsa moral. La sociedad se sigue escandalizando con la infidelidad femenina y no con la individual, con la que protagonizamos todos los días en el trabajo o las relaciones, cuando no somos fieles a nosotros mismos”.

Alicia Gallotti
Acabando con lugares comunes

Hay un tópico muy extendido para justificar la infidelidad masculina: los hombres son más propensos a ésta que las mujeres, ya que tienen un deseo sexual incontenible. Gallotti cree que se trata de un lugar común que no se ajusta a la realidad. Según la sexóloga, no hay tantas diferencias entre hombres y mujeres en lo que respecta al amor y el sexo, “lo que durante siglos ha hecho que parecieran distintas es un encasillamiento moral”. A la sociedad en conjunto le interesaba especialmente que la mujer no fuera infiel: “La reproducción complica mucho la sexualidad femenina, y afecta enormemente a su libertad sexual. Históricamente la sociedad ha intentado asegurar que los hijos fueran del marido de la pareja estable. Si los hombres también pudieran tener hijos la sexualidad sería muy diferente”.

Numerosos investigadores sociales han estudiado si la monogamia es realmente la forma natural de relación entre hombres y mujeres. Gallotti es de la opinión de que la monogamia es sólo “una convicción social y no está claro que es lo que quiera todo el mundo, ni siquiera que sea la forma de relación más beneficiosa en conjunto”. En la década de los 70, tal como explica Gallotti, se empezó a hablar abiertamente de la crisis de la familia y la pareja monogámica. En todo este tiempo han cambiado enormemente los modelos de familia, sin embargo la monogamia sigue resistiendo como la única forma comúnmente aceptada de relación sexual y amorosa.

Para Gallotti el sexo no tiene porque estar relacionado necesariamente con el amor, ya que “se trata de un instinto que responde a la biología”. Frente a la pareja monogámica, Gallotti defiende un modelo de pareja en la que “el amor y el respeto sean lo más importante, sin poner en entredicho la fidelidad en ese ámbito”. En ese sentido tiene claro que "puedes amar a una persona y acostarte con otra”.

Infidelidades de todo tipo

Investigadores y periodistas realizan continuos esfuerzos por buscar tópicos sobre la infidelidad que establezcan cuando se produce ésta, por qué motivos, y en qué punto de una relación de pareja. Gallotti por el contrario cree que no hay ningún criterio fijo al respecto: “Hay muchos motivos para ser infiel: cuando no hay diálogo, cuando no hay sexo, o es malo, cuando la relación es demasiado rutinaria… En cualquier caso, las razones para ser infieles de mujeres y hombres son muy parecidos”.

Respecto al momento concreto de una relación en la que se producen infidelidades tampoco existe un criterio fijo. Según datos estadísticos del portal de citas extramatrimoniales Victoria Milan, del que es portavoz la propia Gallotti, la edad más común de las mujeres que usan el servicio va de los 35 a los 50 años. Una horquilla muy amplia que para Gallotti no tiene demasiada validez: “No hay una edad más propensa a la infidelidad. Sé que es complicado para hacer un titular de prensa, pero no se puede encasillar”.

Tampoco parece estar muy claro el momento de la relación de pareja en la que aparecen las infidelidades. Sí se sabe que el amor pasional se extingue entre los tres y los seis primeros meses de relación, pero no está relacionado necesariamente con el inicio de las infidelidades. Tal como explica Gallotti, “hay personas que son infieles a los seis meses y otras a los veinte años”. La sexóloga cree que el inicio de las infidelidades, su frecuencia y su aceptación, dependen mucho del tipo de pareja: “Cuando vemos una pareja tenemos una visión muy convencional. Pero son relaciones muy complejas y lo que vale o no es muy distinto entre ellas. Hay parejas que van a intercambios, que tienen arreglos matrimoniales, que aceptan ciertas infidelidades…”

La infidelidad como algo positivo

Las relaciones ajenas a la pareja siempre han sido mal vistas, pero Gallotti cree que en muchos casos pueden ser positivas, incluso ser beneficiosas: “Las infidelidades pueden ser sanas. Pueden redundar en la valoración de la pareja y en la reactivación de la vida sexual, aumentar la autoestima…” Eso sí, hay que tener cuidado, pues muchas veces “se viven mal”.

viernes, 23 de marzo de 2012

La Tranquilidad de la Mujer madura

el título de un libro que cayó en mis manos el otro día y que ha escrito Diego Armario, un compañero de profesión. El título completo es La segunda virginidad. El poder sexual de la mujer madura.

Y dice:
“Un fenómeno novedoso irrumpe con fuerza en nuestra sociedad; es en la madurez cuando las mujeres descubren el poder de su sexualidad (?). Un momento en su vida en el que rompen ataduras con la mala conciencia que algunos han querido imponerles, se sienten más libres y viven sin complejos esa libertad (también, claro está, en el terreno sexual)”.
“Este libro aborda una realidad que durante mucho tiempo se ha querido ignorar. La segunda virginidad refleja el instante crucial que ellos temen y ellas desean, cuando comienza la inseguridad de los hombres y la afirmación de las mujeres. Ni los dictados machistas ni las críticas de lesbianas o feministas radicales les sirven ya para orientar su vida”.

Un poco exagerado. Es verdad que ahora la tendencia es ensalzar a las cuarentañeras, que bien está, pero de ahí al poder que nos atribuye este autor media un abismo.



Justo al día siguiente de ojear el libro de marras, me encuentro de bruces con la teoría de la invisibilidad, en una revista en la que debatían largo y tendido mujeres “invisibles”, de la misma edad que tengo yo, vaya. Y volvían sobre lo mismo que he contado aquí otras veces. Que a partir de cierta edad ya te puedes poner una lechuga en la cabeza y salir a la calle, que seguirán sin verte.